El reo

Perdóname mamá si alguna vez he reciclado el contenido de tus tuppers para otorgar a mi plato un mejor acabado. Perdóname también si en algún momento me olvidé de añadir acentos en la sopa de letras y ya en el primer sorbo intuíste cada grafía como una nota disonante. Perdona especialmente aquellos momentos de debilidad en los que recurrí a caldos de sobre o consomés enlatados.

Prometo pulir mis aptitudes culinarias. Anotaré cada desliz en este diario y las medidas que hay que tomar en caso de que vuelva a suceder. Trabajaré con ingredientes de diferentes países, pero no dejaré que interfieran en las recetas que confeccione aquí, en mi cocina. Los componentes serán autóctonos y cada sopa de letras estará adaptada a tu gramática y cultura. Por eso, humildemente te pido que no tengas en cuenta los errores de principiante. Sé reconocer una comida mal hecha y estoy dispuesta a vomitarla hasta que ingiera un plato exquisito de mi propia cosecha.