miércoles, 17 de marzo de 2010

Los principios metodológicos de la traducción

Antes de llevar a cabo su traducción se requiere un ritual previo. Hay una serie de cosas que debe saber si no quiere que su receta huela a pollo frito y sepa a barritas de pescado congeladas.

La importancia de la lengua de llegada

No pretenda usted ir tan rápido. Si quiere traducir debe saber antes codificar. Este proceso empieza en la lengua materna y se materializa en una buena redacción. Una vez sea capaz de identificar los códigos y ordenarlos correctamente en su propio idioma, estará capacitado para trasladar el mensaje de un código a otro.

Además, un buen traductor, que no un trujamán truhanesco, tiene que ser escéptico. Ya he hablado de los tropezones en la sopa. Si no anda con ojo quedarán menudillos de la lengua de partida. No dude en remover el caldo tantas veces como sea necesario: altere el orden de las palabras si es conveniente y desconfíe, sobre todo, desconfíe.

La finalidad comunicativa de la traducción

Ha de tener claro que en su sopa de letras lo que importa no son los ingredientes, sino el sabor que le transmitirá al que la pruebe. Da igual que los ingredientes no sean los mismos que los de la receta original si el resultado tiene una textura y un sabor idéntico. La función principal de la traducción es comunicar y hacer llegar un determinado mensaje a un receptor que desconoce la lengua en que originariamente se produjo. Sé de un consejo que podría serle útil: visualice todo el recorrido que ha debido de sufrir el texto original, imagine cómo pudo maquinar la cabeza del autor y elabore el nuevo texto de la manera más natural, teniendo siempre en mente al destinatario.

La importancia en la fase de comprensión

Por supuesto, no hace falta mencionar que si usted no ha aprehendido el sabor y la esencia de la receta original no podrá plasmarla en la suya. Ha de tener en cuenta el contexto y los referentes culturales, identificar cada una de las ideas y localizar los elementos que puedan llevar al gastrónomo a confusión.

El dinamismo de la equivalencia traductora

Ya le he comentado que los ingredientes de la receta original pueden diferir de los de su propia creación. Ahora, permítame añadir, que no sólo pueden diferir, sino que en ocasiones es necesario que se usen ingredientes distintos. El contexto es lo que nos permitirá saber qué elementos son los más apropiados. También tenga presente las limitaciones de los libros de cocina, o de los diccionarios bilingües, da lo mismo. Por ello, en ocasiones tendrá que recurrir a paráfrasis o a la ayuda de un diccionario analógico.

La crítica de traducción

Last but not least, el traductor ha de ser un buen crítico. He aquí los pasos para identifica un plato pésimo y las alternativas para conseguir los cinco tenedores:

Texto meta
Léalo detalladamente y subraye lo que no entienda o le suene forzado. Compruebe que existe coherencia, si el modo y el tono son los adecuados etc.

Texto original
Analice la intención del autor. Extraiga las ideas principales y secundarias. Determine el tono y el estilo y fíjese en la estructura interna.

Análisis de la traducción
Compruebe que el estilo, el tono y la intención del texto original se conservan en la traducción. Anote posibles problemas [FS (falso sentido), CS (contra sentido, SS (sin sentido), NMS (no mismo sentido), etc.] Verifique que no se ha omitido o añadido información.

Por último, señale los aciertos de la traducción. Ya puede empezar a proponer una reformulación de la receta.

1 comentario:

  1. Todos estos principios se resumen en uno:
    cuando el plazo de entrega es inhumano, como suele ser habitual, uno traduce como puede, y se encomienda a lo que sea para poder arañar minutos a cada hora

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